En los últimos 2 años no me prodigo tanto en carreras como hacía al principio. Selecciono las carreras y hago fijas en mi calendario aquellas que más me gustan. Una de ellas es el Trail Pirata, que discurre por la Sierra de San Cristobal entre El Puerto de Santa María y Jerez de la Frontera. El entorno natural por el que discurre esta carrera, así como el cariño con el que se organiza hacen de la misma una de mis favoritas.
Esta edición estaba acompañado por mi hermana. Había venido conmigo a algún entrenamiento por la zona junto a Emilio @PascualEmilio y siempre le contábamos lo que nos gusta esta carrera. No hizo falta mucho más para convencerla y que viniese a pasar el fin de semana y participar en la carrera.

El sábado no hice ningún plan especial, es más, estuvimos casi todo el día en la calle, aprovechando para recoger el dorsal. Esto hizo que cayese redondo en la cama poco más tarde de las 23:00. Excepto la cena, en la que tiramos de arroz cocido, el resto del día tampoco lleve una alimentación muy adecuada. Realmente llegaba muy relajado. Tanto es así que preparé las cosas a última hora y sin hacer ninguna foto al equipamiento.
Ya en la recogida de dorsal pude ver el recorrido en una imágen por satélite y me pareció que había alguna variación. Al menos yo detecté que el paso por la cantera se había suprimido. La salida también varió en esta edición, pasando por una zona restringida que desconocía.
A pesar de las lluvias del fin de semana, la predicción para el domingo era de tiempo soleado, con algunas nubes y temperaturas bastante agradables para hacer deporte. No íbamos a tener lluvia, pero la condiciones del terreno harían la carrera más entretenida si cabe.
La carrera tenía previsto su comienzo a las 10:00. El haber recogido los dorsales el día anterior nos permitió salir sin muchas prisas y antes de las 9:00 ya teníamos el coche aparcado.

Como en otras carrera de esta distancia, me llevé 4 geles, con idea de tomar 3 y llevar uno más por si surge algún imprevisto. El resto de equipamiento lo formaba la mochila Salomon con las 2 botellas y las Saucony Xodus 6, que iban a tener su prueba de fuego en esta carrera. La carrera dispone de 3 puntos de avituallamiento, por lo que mi plan era no recargar en el primero las botellas y hacerlo en el segundo y tercero.
Mientras esperábamos la salida, vimos a un pirata muy especial al que estaban entrevistando. Se trataba de José Miguel Carreño, que tiene por costumbre disputar esta prueba vestido de pirata de principio a fin. En mi opinión deberían nombrarlo embajador de esta carrera ya que solo por hacerla vestido de pirata debían invitarlo a participar en la misma en alguna edición. Este año pasó a la caminata ya que andaba aún recuperándose de una lesión. Charlamos un rato con él y nos hicimos una foto juntos, casi había cola para la foto, creo que más que para el photocall.

Momentos antes del comienzo de la carrera, la charla técnica donde se nos informó del nuevo recorrido en la parte inicial. En la misma se insistió en que no era una zona transitable habitualmente y que gracias a un permiso del Ministerio de Defensa, teníamos habilitado el paso. También nos informaron que los primeros 4kms eran los que tenían más barro, pero que eran transitables, y que ya luego podríamos correr.
Poco más tarde de las 10:00 da comienzo la carrera. Aunque mi hermana iba a ir a su ritmo, bastante más rápido que el mío, los primeros 300-400m vamos juntos. Me doy cuenta que con la emoción de la salida voy a bastante menos de 6min/km, por lo que voy acoplándome a un ritmo más adecuado con idea de no «petar» antes de tiempo.

Los primeros kms, tal como nos habían contado, discurrían por zonas nuevas respecto a las ediciones anteriores. Zonas de campo abierto, con bastante barro y perfil ondulado. Alguna de las primeras subidas, entre el barro y el desnivel, me obligaron a hacerlas andando. Como inconveniente añadido, el barro y restos de hierba que se quedaba en las zapatillas lograban formar una segunda suela. Por mucho que intentaba quitarme el barro en alguna piedra, era inútil.
Poco a poco el terreno va siendo más compacto y el barro de las zapatillas va cayendo. Nos acercamos a la zona de Las Pocetas, y el barro hace de nuevo acto de presencia. Sin embargo la combinación de tierra arcillosa y humedad forman una especie de engrudo que hace que ahora las zapatillas se peguen al terreno. No las llevo atadas muy fuerte y tengo que hacer una parada para atármelas mejor. Posteriormente, en una zona con árboles y arbustos altos, aprovecho también para hacer una parada técnica y evacuar líquido.
Aproximadamente a los 6km nos encontramos el primer avituallamiento. Aprovecho para beber agua, un par de vasos, y tomar un poco de naranja, sin entretenerme mucho. La subida de Las Pocetas mantiene el mismo escenario de barro, pero con zonas donde el pie se hunde hasta casi el tobillo. A diferencia del año pasado en esta ocasión la subí andando. El barro nuevamente hacía que las zapatillas se pegasen, lo que unido a la pendiente y algunas zonas que resbalaban constituían un esfuerzo adicional.

Una vez llegamos arriba el terreno cambia, desapareciendo el barro y empezando una bajada mantenida. La verdad es que se agradece que hayan eliminado la bajada del año pasado donde se formó un tapón que hizo perder bastante tiempo. Bajamos unos 3km, con algún desnivel positivo intermedio, hasta llegar a los 11km. Es ahora cuando empieza una de las zonas más aburridas y que el año pasado se me atragantó, teniendo que andar algún rato. Me ayuda bastante el coincidir con varios corredores a un ritmo constante, por lo que casi sin querer llegamos al segundo avituallamiento y con ello paso el mal trago de esta zona. En este avituallamiento bebo agua e isotónico y tomo de nuevo algo de fruta.

A partir de aquí de nuevo terreno bastante divertido. Subidas y bajadas muy cortas y constantes hacen que no puedas confiarte. Además el paisaje va cambiando de zona de pinos, arbustos medios a zona más pedregosa, alrededor de las cuevas.

Volvemos a cruzar por una de las cuevas que hay en la zona. Este tramo lo hago acompañando a otros 2 corredores. Uno de ellos lo está pasando mal, Perico «El de la Fragua». No se que significaba el apodo del dorsal. Estuve con ellos unos cuantos kms, animando a Perico, hasta llegar al poblado. Veo que van bajando el ritmo y aún me siento con fuerzas, por lo que voy tirando y alejándome poco a poco de ellos.

Ya en solitario llego al último avituallamiento, donde aprovecho para recargar de nuevo las botellas. El último tramo se hizo muy duro el año pasado por el calor y quiero llegar bien provisto de agua. Después del avituallamiento empieza la bajada de Las Pocetas, con lo que de nuevo tenemos un tramo de barro. Los primeros metros los hago andando ya que no me fio y temo pegar un buen resbalón. Poco a poco cojo confianza y empiezo a trotar, aumentando poco a poco la velocidad. Al llegar abajo, de nuevo tengo que pasar por la zona de barro líquido, con lo que nuevamente pié hasta casi el tobillo de barro. Estoy en los 18km y sólo quedan 4km para llegar a meta.

Ella pensaba que me encontraría a más distancia de la meta, pero la verdad es que me encuentro bastante fuerte y una vez superada esta cuesta ya continúo trotando sin parar hasta el final.

Aunque a priori parecía que el tiempo era peor este año, un análisis posterior teniendo en cuenta que el año pasado la distancia era menos, me hace comprobar que he mejorado en unos 15sg/km, es decir unos 5min menos que el año pasado. Eso cuadra con las sensaciones que he tenido durante toda la carrera, donde no he tenido ningún bajón y, a pesar de las molestias en el tobillo derecho que tenía en la zona de terreno más irregular, tras el segundo avituallamiento, he mantenido una intensidad similar.

Llegaba a esta carrera con algunos kms de preparación más que el año pasado y parece que mejor preparado, al menos en lo referente a cabeza. No se me ha hecho larga la carrera y no se me ha atragantado ningún tramo de la misma.
No quiero acabar esta crónica sin agradecer, una vez más, a la organización de esta carrera y todos los voluntarios así como fotógrafos distribuidos a lo largo de todo el recorrido. Sin ellos esta carrera no sería posible y espero que siga así por muchos años ya que merece la pena disfrutar de los 22kms por terreno tan variado. De agradecer también la bolsa del corredor que incluye una camiseta y un buff con el logotipo de la carrera, así como la tradicional medalla de finisher del Trail Pirata. Igualmente al llegar a meta no falta de nada. Una bebida y un guiso de carne con patatas me puso «en mi sitio» y me recuperó en un santiamén del esfuerzo realizado. Además, la barra disponía de bocadillos a precios muy populares.

Solo queda compartir con vosotros el vídeo de la carrera, que aún estoy montando, para que os hagáis una idea de la carrera.