Recta final de la preparación para el maratón. La cita de La Puebla del Río cumple una doble función. En primer lugar me permite hacer un entreno de calidad por un entorno inigualable, disfrutando y sufriendo del Gurugú a partes iguales. En segundo lugar, no por ello menos importante, disfrutar de una carrera hecha con cariño y que año tras año me hace volver ser fiel a su convocatoria.
El fin de semana se plantea con un cielo despejado, aunque con una bajada de temperaturas que ya empieza a sentirse. Menos de 10 grados al comienzo de la prueba me hacen usar los manguitos y los guantes, faciles de quitar después, cuando la temperatura corporal empieza a subir por el esfuerzo.
La carrera empieza a las 11:00 por lo que no es necesario pegarse un madrugón. Además, tenemos recogidos los dorsales desde el viernes, por lo que saliendo a las 9:30 será suficiente. Una vez aparcado el coche, nos quedamos en él hasta unos 20min antes de la carrera. Hace frío y preferimos aguantar dentro del coche.

En esta ocasión la carrera la haré acompañado por mi hermana. Le he hablado mucho de esta carrera y tenía ganas de conocerla. El percance del fin de semana lo sufrió mi hermana, que desde el viernes parece que está sufriendo los efectos de un virus que la hacen estar mermada de fuerzas, aunque aún así seguro que podrá con esta prueba, más aún yendo a mi ritmo.
Aunque la carrera dispone de abundantes avituallamientos, opto por llevar la mochila con bidones para tener hidratación durante toda la carrera. Este es un punto que cuido al máximo desde el cólico del año pasado. El llevar la mochila me facilitará dejar los manguitos y los guantes conforme no los necesite.
Conforme nos acercamos a la salida, vamos saludando los amigos que me voy encontrando. Javier Balbuena, Pepe Sosa, Havié Rosales y ya en carrera a Carmen, Angel Benito, Manolo Pérez, José Miguel Carreño … es lo mejor de las carreras, encontrarme con tan buena gente.
La carrera empieza puntualmente, con el tradicional recorrido por el pueblo, en ligera cuesta abajo, lo que me hace de entrada ir más rápido. No llevo ritmo objetivo, pero pretendo mejorar respecto al año pasado y conseguir un ritmo medio inferior a 6:45min/km. La mejora sobre ese ritmo me servirá como medida de mi estado de forma.
Una vez salimos del pueblo, el terreno empieza a ser irregular. Pequeños desniveles positivos y negativos que no me afectan en el ritmo que llevo, rondando los 6min/km. En el primer avituallamiento únicamente tomo un poco de agua de la botella y la tiro.
Continúo a este ritmo hasta el comienzo de las primeras cuestas donde, a diferencia de otros años que las hacía andando, bajo ritmo y las hago al trote. Llego al segundo avituallamiento trotando y únicamente ando un poco para tomar el primer gel, mientras espero a mi hermana que sí toma algo de fruta. Impresionante en este avituallamiento el pasillo de voluntarios ofreciendo agua y fruta a uno y otro lado.

Una vez tomado el gel reanudamos la marcha. Con el constante desnivel se hace complicado mantener un ritmo como el inicial. En las subidas voy a uno que no me haga perder el aliento y en las bajadas recupero tiempo dejándome llevar. Voy bastante cómodo y con muy buenas sensaciones, aunque no tengo claro si el ritmo que llevo me va a pasar factura al final.
Una pequeña parada técnica en la zona de pinares nos hace bajar un poco el ritmo a los 11km. Esta es la parte más dura y en algunas de las subidas el trote está más cerca de andar rápido que de correr. Aún así sigo manteniendo el tipo, hasta los 15km, donde ya volvemos a los caminos de las afueras del pueblo. Previamente, en el avituallamiento de los 14km me tomo el segundo gel, aprovechando para tomar un respiro de unos segundos andando.

A estas alturas, con más de 15km en las piernas y el Gurugú superado con buena nota, las piernas empiezan ya a quemar y hasta hablar un poco me hace perder el aliento. Toca apretar los dientes los últimos 5km y ver si puedo mejorar respecto del año pasado. No miro referencias de tiempo en el reloj para mantener la motivación y únicamente ando algunos tramos que por lo irregular que son me hacen ir pegando pequeños saltos. Aún así vamos adelantando poco a poco a otros corredores que, a pesar de las paradas en el ritmo, no vuelven a adelantarnos.
Una vez de vuelta al pueblo, ya no paro hasta el final. Los ánimos de mi hermana hacen que hasta la última cuesta la haga sin parar. Ya solo queda enfilar la calle Larga y cruzar el arco de meta. Los últimos metros se me hacen duros, pero no desisto con la esperanza de mejorar mis tiempos y confirmar las buenas sensaciones y espoleado por los ánimos de mi hermana.
Llegamos a meta poco después de un grupo de corredores al que nos hemos ido acercando poco a poco, sin llegar a adelantarlos en los últimos metros. El tiempo tras cruzar la meta tras los 21,12km es de 2h19min, a un ritmo medio de 6:35min/km y unas pulsaciones medias de 170ppm. Esto significa una mejora de más de 10s respecto del año anterior y teniendo en cuenta la parada técnica para evacuar líquidos que me entretuvo alrededor de 1min.

Tras recoger la camiseta y, como no, la magnífica cuña de Las Melonas, nos dirigimos al coche para no enfriarnos. Mi hermana empezaba a acusar el esfuerzo de correr aún convaleciente y en estos casos es fácil recaer. Fuimos saludando a los amigos que nos íbamos encontrando, comentando brevemente la carrera y despidiéndonos de ellos hasta las próximas citas, Gran Fondo del Guadiamar y/o Media de Sevilla.

El balance es muy bueno, con un ritmo mejor que el de años anteriores, sintiéndome más fuerte en las subidas y, una vez acabada la carrera, sensación de poder haberme esforzado un poco más.
En la comparación de los tiempos medios de paso por km entre la edición de 2016 (izquierda) y 2017 (derecha) verifico que aunque empecé algo más lento, posteriormente los tiempos son mejores y el km más lento ha mejorado bastante.
Respecto a la carrera y la organización de la misma, poco se puede añadir a lo que he comentado en ediciones anteriores. Voluntarios excepcionales, indicando en todo momento el recorrido, animando sin parar y ofreciendo en los avituallamientos tanto bebida como fruta. Lo único que criticaría es el tema de las camisetas. El entregarlas al final y no respetar la talla ha hecho que solicitase una talla L y me haya tenido que conformar con una talla M por haberse agotado las primeras. Una pena ya que esta camiseta la suelo llevar con mucho orgullo y actualmente va a ser difícil con una talla M. Tendré que adelgazar algo más, ya que esta camiseta quiero lucirla.