Una semana menos para el maratón y nuevo test. En esta ocasión me desplazo a Sanlucar La Mayor para disfrutar del corredor verde del Guadiamar durante 30km. El año pasado fue mi primera participación me dejó con sensaciones encontradas. En esta edición llego encontrándome más fuerte que el año pasado. Los 30km de esta carrera me podrán en mi sitio y servirán para conocer con más detalle el ritmo objetivo en el maratón.
Aunque se puede recoger el dorsal el mismo día de la carrera, prefiero recogerlo el viernes. Antes de ir salgo a correr unos 8,5km para descansar el sábado. Aprovecho que está el amigo José Luís Olivares de voluntario y así le saludo que hace tiempo que no lo veo. Allí me encuentro también a Angel Benito, que continúa con su preparación para el maratón (yo de mayor quiero ser como él). Tras saludarlos brevemente y recoger mi dorsal y camiseta, vuelvo a casa.
El domingo me levanto con tiempo para desayunar tranquilamente y preparar todos los artilugios. De cara al maratón llevaré el cinturón con los geles y tomaré el agua de los avituallamientos. Llevo también el móvil para escuchar música y motivarme en carrera. Como novedad llevo también la nueva cámara que me he comprado aprovechando una oferta. Todo irá en el cinturón y bolsillo trasero del pantalón. De nuevo manguitos y guantes que me quitaré cuando entre en calor.

La carrera empieza puntualmente a las 9:45 haciendo un recorrido por el pueblo hasta llegar a la bajada que nos lleva al corredor verde. Estos primeros kms voy muy cómodo, aprovechando que casi todo es bajada. Al llegar al corredor verde empieza un terreno más llano, que me permitirá llevar un ritmo constante.

Intento mantener un ritmo cercano a los 6:15min/km pero me resulta complicado. El ritmo al que voy cómodo es 5:55-6:00min/km. Agunto en este tira y afloja unos 10km, pero es una lucha que no me hace sentirme cómodo y creo que puedo aguantar bien este ritmo, basándome en las pulsaciones que llevo, 160-163ppm. Si veo que me suben las pulsaciones bajaré el ritmo.

El primer gel, a los 7km, aprovechando parte del agua que pillo en el primer avituallamiento. En este primer avituallamiento, a los 5km aproximadamente, saludo a José Luís Olivares (¿estaría bendita el agua que me dió? ;)) y José Miguel Carreño que están de voluntarios en este punto. Voy empalmando botellas de un avituallamiento a otro, forzándome así a llevar una buena hidratación.
Pasan los kms y sigo encontrándome muy cómodo, por lo que mantengo el ritmo. Unos kms con unos segundos por encima de 6min/km y otros por debajo, con una leve subida de pulsaciones hasta las 167ppm. Voy adelantando corredores, enganchándome a algún grupo que va a mi ritmo y dejándolos atrás cuando empiezan a bajarlo. Estoy un rato corriendo con Manolo Perez (Pretorianos de Tomares), al que he alcanzado después de 15-16km y que me pasase en los primeros kms.
El paso por los 23km suponen una inyección de moral. El año pasado empecé a parar a partir de este km y ya no me rehice hasta el final. Ahora el escenario es totalmente diferente. No solo no necesito parar, continúo al mismo ritmo sin sensación de cansancio.

Son pocos kms los que quedan hasta el final, aunque la carrera discurre por la parte más irregular, abandonando el camino de tierra y entrando en partes más «salvajes». Desde los 20km llevo con ganas de evacuar parte del líquido que he bebido y tengo que parar pasados los 27km. No es mucho tiempo, pero coincide con el comienzo de la subida final, no muy pronunciada, pero lo suficiente como para costarme reanudar la marcha. Arranco con dificultad pero cuando empieza la parte más dura continúo caminando. Es una pena, pero esta carrera es un entrenamiento y prefiero no ir al límite. Los 28km son los más duros, con una subida en zig-zag entre campos de olivos en constante pendiente.
La entrada en el pueblo me hace arrancar el trote de nuevo, quizás ayudado por el gel con cafeina que me he tomado al comienzo de la subida. Ya no paro el trote a pesar de la última cuesta y enfilo la meta con la sensación de haber completado un magnífico entreno.
Tras cruzar la meta miro el tiempo y ritmo medio y verifico así la mejoría, confirmando las sensaciones en carrera. Un ritmo medio de 6:17min/km y unas pulsaciones medias de 165ppm para completar los 29,70km del V Gran Fondo del Guadiamar. Mejoro tanto en ritmo como en pulsaciones, lo cual me hace albergar esperanzas de sufrir menos en el maratón, aunque eso nunca se sabe.


La semana que viene toca la Media de Sevilla, último test que tomaré como un rodaje suave sin más pretensiones de confirmar los ritmos y pulsaciones.
Antes de acabar, una pequeña reflexión sobre la carrera. La organización impecable, pero algunos corredores no tanto. A pesar de la advertencia en el reglamento sobre la posible descalificación por arrojar desperdicios fuera de la zona habilitada, no era raro ver botellas y restos de geles tirados por el camino. En el caso de la botella, reconozco que me pareció demasiado cercano el punto para depositar los desperdicios del punto de avituallamiento, pero lo solucionaba guardando la botella aplastada en el cinturón hasta el siguiente avituallamiento. Otro comportamiento que ya no tiene excusa es el tirar el resto del gel al campo (y cuando digo campo es por tirarlo con fuerza lo más lejos posible), pudiendo llevarlo en el mismo sitio que lo traes.
Un agradecimiento que tampoco quiero dejar de hacer es a todos los fotógrafos que estaban a lo largo del recorrido, gracias a los que tenemos recuerdos de esta carrera y, en mi caso, he podido completar esta crónica. Gracias una vez más.